“¿Eres rico? ¿Cómo te puedes permitir vivir viajando? ¿De qué trabajas? ¿No te dio miedo dejar todo? ¿Te cansarás algún día de estar todo el día de un sitio a otro?”

Estas son las preguntas que me hacen con más frecuencia, y la verdad es que tras contestarlas, la gente me suele mirar con cara de “¡No puede ser tan simple!”. Para mí lo es, aunque mi trabajo me ha costado.

A mis 33 años de edad, puedo decir que llevo 13 años viajando de forma continua, de los cuales los últimos 4 han sido de forma ininterrumpida. Es decir, en estos últimos 4 años no he pasado más de 3 meses en un mismo lugar. Por ahora he vivido en 6 países (España, Andorra, Estados Unidos, México, Francia y Holanda), y visitado unos 40. Además, recientemente he creado una forma de ganarme la vida trabajando un día por semana, haciendo algo que realmente me gusta. Y ahora mis viajes (a los que antes llamaba “vacaciones”) no duran menos de un mes.

Según la educación religiosa que recibí, los 33 años es una edad muy importante. Llegado este momento tendría que haber sido capaz de cambiar el mundo. Aunque en eso he fracasado notoriamente, al menos puedo decir que he cambiado mi mundo, y que estoy muy satisfecho por el porvenir que tengo presente.

Por supuesto, no hay una fórmula mágica para conseguir esto. Ni siquiera una que sea aplicable para todo el mundo, pero aun así quizás mi experiencia (o parte de ella) te ayude a plantearte las cosas desde un punto de vista diferente.

Es posible que haya muchas cosas en las que no estés de acuerdo, así que por favor toma lo que te sirva y deja lo demás.

¿Quieres saber cómo lo he hecho?

Orígenes

Para saber dónde vas, tienes que ser consciente de dónde vienes

Provengo de una familia de clase baja / media. Nací y pasé los primeros 20 años de mi vida en el sur de Andalucía, España. Una región, como tantas otras, en la que la principal actividad económica es el turismo y sus derivados. Un lugar con posibilidades por temporadas, en el que se llegó a vivir bien, pero en el que actualmente hay más de un 60% de paro juvenil (sólo 1 de cada 3 menores de 30 años tiene trabajo).

Comencé a trabajar como camarero a los 15 años y me independicé a los 17, por lo que no fui a la Universidad para hacer la Carrera de Historia que me llamaba la atención (trabajando y estudiando al mismo tiempo sentí que no podía comprometerme a una carrera de 5 años). En su lugar realicé una Formación Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas. Unos estudios que pensé que eran más prácticos e intensos, ya que eran solo 2 años, aunque yo los completé en 5. No es que fuera mal estudiante, pero esa formación requería un esfuerzo en tiempo que me era imposible de cumplir al estar trabajando.

En cualquier caso, hasta el momento no me he dedicado de forma directa a la informática, y creo que tampoco hubiera tenido muchas salidas como historiador; por lo que pienso que mi educación no ha influido de forma determinante en el camino que he tomado en mi vida.

Por ello considero que vengo de un lugar y tengo una formación como las que tiene la mayoría de gente en mi país. Esto solo lo he explicado para asentar la base de mi caso, ya que creo que si lo he conseguido yo, puede conseguirlo casi todo el mundo. Lo interesante comienza ahora.

 

Descubrir tu pasión

¿Qué es lo que realmente te apasiona?

Es una pregunta simple, pero a su vez, una de las más difíciles de responder. Para tener éxito, creo que es fundamental dedicarte a algo que realmente te guste. En lo que destaques. En lo que puedas llegar más lejos sin tanto esfuerzo.

Puede que sea la música, la escritura, enseñar, ser comercial… Las posibilidades son casi infinitas. ¿El problema? Tenemos que elegir “que ser de mayor” cuando todavía no estamos preparados. Cuando todavía no nos conocemos. Es por esto que pienso que mucha gente se confunde y termina haciendo algo con lo que no se siente identificado. Y este es un error que te puede “costar” la vida, o al menos parte de la calidad de vida que puedas tener. Muchas de las personas que me preguntan “¿cómo lo hago?” no están contentas con lo que hacen ellos mismos.

Además, puede ocurrirle a todo el mundo. Yo me debatí entre una Carrera de Historia y una Formación de Informática. ¿¡Qué tendrán que ver!? Ambas eran cosas que no me terminaban de apasionar y con el tiempo me di cuenta de que me gusta aprender la historia de los países visitándolos, no estudiando; y me gusta la tecnología pero no la informática.

Esa atracción por la tecnología fue lo que motivó mi primer viaje fuera de mi país. A finales de 2004 visité Japón por primera vez. Pasé unos 20 días en Tokio, la capital nipona.

No me hizo falta ver mucho para cambiar para siempre.

viaje japon con 20 años

En ese viaje descubrí que me apasionaba viajar. Y estaba decidido a ganarme la vida haciéndolo.

Si todavía no sabes que quieres hacer de mayor no te preocupes, pero te recomiendo te que pongas un poco de protección solar:

Carrera Profesional

Descubrir qué te apasiona es fundamental, pero decidir dónde y cómo desarrollarte profesionalmente es casi tan importante. Y a menudo mucho más difícil. La presión que nace del pensamiento estándar de que “no se puede estar sin trabajo” hace que muchas veces realicemos un trabajo que no nos satisface, e incluso no relacionado con nuestra pasión. Lo cual por mi experiencia, te termina atrapando y consumiendo.

Permíteme lanzarte esta pregunta tan directa, pero: ¿Te apasiona tu trabajo y el lugar dónde lo realizas?

Al trabajar, lo que realmente estás haciendo es cambiar tu tiempo por dinero y por algunos extras. Con este intercambio puedes hacer muchas cosas, desde intentar contribuir en mejorar el mundo a simplemente hacer que accionistas de grandes empresas ganen mucho más dinero; pasando por aumentar tu capital en caso de que trabajes de forma exitosa para ti mismo. No importa cuál sea tu caso, seguramente es una opción legítima. Pero creo que es fundamental ser conscientes de qué función estamos realizando y qué estamos recibiendo a cambio de nuestro tiempo, además de la compensación económica.

Corbata Cuerda

No te pongas la soga al cuello tu mismo

 

Identifica tu trabajo ideal

No soy especialista en otros campos por lo que no creo que pueda ayudarte, más allá del sentido común, si lo que te apasiona es la música, el arte o la construcción –por poner unos ejemplos–, pero quizás si te sirva mi metodología.

Siendo viajar mi pasión, intenté analizar todas las opciones para ganarme la vida a la vez que viajaba. Pasó por mi cabeza el hacerme azafato de vuelo (lo de ser piloto también, pero lo descarté por considerarlo demasiado complicado e incluso inalcanzable), trabajar como tripulación en un crucero o en alguna agencia de viajes o cadena hotelera. Opciones bastante estándar (ahora conozco muchísimas más formas de ganarte la vida viajando que explicaré más adelante) que no me terminaban de convencer.

Por suerte, o más bien por necesidad, mi hermano mayor me ofreció un trabajo de oficinista en una empresa multinacional de turismo, especializada en la compra de habitaciones de hotel al por mayor para venderlas como mayorista. Era una empresa intermediaria, que realizaba una actividad bastante desconocida para mí. En otras palabras, era el tipo de empresa que hubiera escapado a mi análisis, lo que me lleva a pensar que hay muchas más posibilidades de las que creemos.

En ese momento, no estaba satisfecho con mi situación laboral y económica. Llevaba 5 años de camarero y en mi viaje a Japón me gasté prácticamente todo el dinero que tenía (te adelanto que con lo que gasté ahí en 20 días, ahora podría vivir casi un año, pero eso también lo explico un poco más adelante). Acepté la oferta y comencé a trabajar con un objetivo muy claro: aprovechar al máximo la oportunidad.

Mentiría si dijera que al empezar era consciente de todas las posibilidades que tenía por delante, pero no tardé en identificarlas. Acababa de empezar en una empresa que no sólo me daría oportunidad de viajar, sino también, vivir en diferentes lugares.

tiempo para ver las estrellas

Hay tantas posibilidades como estrellas en el cielo. Busca la tuya.
(¡Gracias Mar por este pedazo de foto!)

 

El esfuerzo es la clave del éxito

Mi primer rol fue el de asistente de los asistentes de reservas. Es decir, el chico de los cafés que enviaba los faxes de los otros compañeros para que no se tuvieran que levantar. Sí, en 2005 todavía se enviaban faxes, pero no me importaba porque tenía un objetivo claro:

Ser el mejor trabajador de esa oficina o departamento, aprender lo máximo posible y solicitar un traslado a otro departamento en el que pudiera seguir aprendiendo. Preferiblemente en otra ubicación.

A los 2 meses de empezar apliqué a una posición en Canillo, Andorra. Fue mi primer traslado. Con 21 años de edad, viví 6 meses entre montañas nevadas. Recuerdo esta época como una experiencia totalmente diferente y muy enriquecedora:

Fue además mi primer y último invierno «de verdad». Soy más de playa que de montaña!

Decidí aplicar esta fórmula varias veces, lo que me llevó a vivir en Mallorca en España; Orlando en Estados Unidos y Cancún en México. Con cada cambio, tenía la posibilidad de visitar destinos que se encontraban cerca de donde vivía. Además, mejoraba mi posición y aumentaban mis responsabilidades. A los 26 años me convertí en uno de los ejecutivos más jóvenes de la empresa.

En los casi 9 años que trabajé en esa empresa, conseguí multiplicar por 6 mi salario inicial. Pero esto no se obtiene sin consecuencias. El trabajo se convirtió en mi vida. Casi todas las personas que conocía y los viajes que realizaba eran relacionados con el trabajo.

Llegó un momento en el que tenía muchas cosas, vivía con demasiadas comodidades pero me sentía muy vacío. De vez en cuando, me sorprendía leyendo blogueros de viajes que estaban recorriendo el mundo. Eran pura inspiración.

¿De verdad hay gente viajando por el mundo mientras se gana la vida?

No lo sabía con certeza, pero lo que si sabía es que no quería arrepentirme en un futuro de lo que estaba haciendo en el presente.

Coincidiendo con unos cambios estructurales en la empresa, provoqué mi salida. Ahora podía dedicarme a vivir viajando. Y no quería dejar escapar ese tren.

Tren Tierras Altas Sri Lanka

En cualquier caso, gracias a esta experiencia aprendí que cuando trabajas, lo importante no es sólo el salario, sino lo que haces, para quien lo haces, el aprendizaje y las posibilidades que se te abren.

Puede que en este momento estés pensando que viajo gracias a mis ahorros. No es así. Tras dejar mi trabajo, los 3 primeros años que pasé viajando de forma exclusiva (sin realizar ningún tipo de actividad laboral) fueron gracias a mis ahorros, pero en ese tiempo aprendí que –al contrario de lo que se dicta en las sociedades consumistas– se puede vivir muy bien teniendo mucho menos. . Y es que vivir viajando puede ser más económico que vivir en una ciudad en Europa.

Cuando conseguí tenerlo todo, comprendí que no necesitaba nada.

Solo tienes que controlar tus gastos y centrarte en lo realmente importante. Esto es algo que me gustaría explicar más en detalle a continuación.

 

Controlar el gasto

Cuando decides dejar de tener un trabajo «convencional», o incluso unos meses antes, lo primero a lo que tienes que acostumbrarte es a medir y controlar tus gastos, ya de ellos dependen el tiempo que puedas estar sin generar ingresos. Es algo simple, pero al mismo tiempo, algo que casi nadie hace:

¿Sabrías decirme en qué empleas tu dinero?

Si me hubieras preguntado esto hace unos años, la respuesta sería no. Y es normal, cuando generas ingresos de forma regular, parece suficiente saber que tienes más de una determinada cantidad para sentirte seguro. Pero desde hace algo más de un año, estoy usando una aplicación en la que apunto todo lo que gano y lo que gasto, y dónde lo gasto: alojamiento, restaurantes, compras de supermercado, ropa e incluso cerveza.

Como decía al principio, trabajo un día por semana. Es algo que me he propuesto para poder emplear mí tiempo libre en cosas que me gusten más pero que no generen ingresos. Como viajar, ir a la playa, leer o estudiar sobre cosas que me interesan y me pueden ayudar a mejorar mi calidad de vida (por ejemplo, la fotografía o mejorar mis conocimientos en marketing digital).

Y vivo con lo que gano en ese día de trabajo, por lo que es fundamental controlar lo que gasto. No por una cuestión de ahorrarme lo máximo posible, sino por saber dónde empleo mi dinero. Por poner un ejemplo, si detecto que gasto mucho en cerveza (siempre está en el top 5 de cada mes), tengo dos opciones: o bien bebo menos o bien trabajo un poco más para cubrir ese gasto. Simple, ¿no?.

Gastos MXN Mayo

Datos reales en Pesos Méxicanos.
Esta es la app para Android

Otra cosa que he aprendido viajando es que el dinero disminuye la autenticidad y desvirtúa las relaciones personales. Cuando vivía y trabajaba en Estados Unidos, estaba acostumbrado a alojarme en hoteles de calidad, y a frecuentar buenos restaurantes. Resulta curioso ver cómo se estandariza el servicio cuanto más alto sea el coste. Es decir, si te quedas en un Hotel Hilton de 5 estrellas, recibirás el mismo trato y tendrás el mismo tipo de habitación, independientemente de si estás en Nueva York, Kuala Lumpur, Madrid o Rio de Janeiro. Otro ejemplo sería Starbucks, quienes te ofrecen el mismo café en todo el mundo, pero siempre mucho más caro que un café local.

A nivel personal también afecta, ya que las personas tienden a tratarte mejor cuanto más dinero tengas. Y esto es una pena, porque se crea una barrera personal mediante algo que puede ser tan injusto como lo es el dinero. La gran mayoría de buenos recuerdos que tengo de mis viajes, son con personas con las que compartí momentos especiales sin que hubiera dinero de por medio. Como aquel vendedor ambulante que me contó la historia de Camboya, o el señor con el que coincidí desayunando y me invitó a ser parte de un festival hindú en Sri Lanka.

festival hindu sri lanka

Por eso, prefiero siempre frecuentar bares y restaurantes locales, antes que los pensados para los turistas (después de vivir en Playa del Carmen, México, puedo decir que hay una gran diferencia). No sólo son mucho más auténticos y económicos, sino que también una de las mejores formas de conocer un país.

Además, en algunos países de Asia o América, teniendo una vida local puedes vivir viajando. Esto es algo que explicaré más adelante.

 

Evitar el sobre peso

Tras dejar mi trabajo en diciembre de 2013, una de las cosas que más me sorprendió era la cantidad de cosas que había llegado a acumular. Desde muebles (algo normal porque en Estados Unidos la mayoría de casas se alquilan vacías) hasta ropa. Sobre todo ropa. Bolsas y bolsas de ropa de oficina (mi posición requería cuidar bastante mi presencia).

El primer viaje que hice tras tomar la decisión de cambiar de vida, fue el Camino de Santiago. Entre otras muchas cosas, ahí aprendí la importancia de ir ligero de equipaje. No fue fácil al principio (tardé unas 10 mudanzas en darme cuenta de las cosas que acumulaba y que no necesitaba), pero desde hace 4 años vivo con lo que cabe en 2 mochilas, en las que distribuyo todo lo que poseo: 12 kilos de ropa y 10 de tecnología.

equipaje para un viaje largo

En mi mochila no caben cosas innecesarias ni “por si acasos”; pero tampoco los necesito.

 

5 consejos prácticos para preparte para vivir viajando

Si te interesa vivir viajando, tienes que entender que es necesaria una pequeña “transformación”. En los estilos de vida controlados por la rutina (ya sea laboral o de otro tipo), tendemos a distraernos por todo el ruido que nos rodea y nos termina influenciando. Es normal. Y si te sientes cómodo en ese escenario, no hay problema.

Pero si quieres vivir viajando, o simplemente vivir con menos a cambio de tener mucho más tiempo libre, estos consejos prácticos podrían serte de ayuda:

 

No pidas dinero. NUNCA.

Todas las reglas tienen su excepción: Si tienes una situación crítica, como una familia que depende de ti o una enfermedad, lucha por sacar dinero de donde sea. Incluso recurre a los bancos. Pero no lo hagas a la ligera, ya que especialmente con ellos el dinero que te dejan lo terminas pagando con creces. No pidas un crédito para comprarte un coche mejor, para irte de vacaciones… o para comprarte una casa. Yo nunca lo he hecho. Y aquí viene otra de las frases que me dicen más a menudo:

“¡Claro, como tú no tienes una hipoteca!”

Ya sé que esto suena inalcanzable para mucha gente, pero tengo en propiedad un apartamento y un coche, y antes tuve otro coche y una moto. Todos pagados en efectivo. Y a excepción de la moto que la compré nueva (con el dinero que había ganado en mis primeros 6 meses en Estados Unidos), todo lo demás ha sido de segunda mano. No he tenido ni el mejor vehículo ni tengo la mejor casa, pero tengo las que he podido permitirme en el momento de comprarlas con el dinero que tenía. Y esto tiene un valor añadido que es fundamental para vivir viajando: independencia económica. Algo tan valioso que no se puede cuantificar.

 

Invierte en activos que hagan una diferencia

Este tema es muy amplio, pero para resumirlo me centraré en los dos grupos principales en los que a pesar de vivir viajando, tengo que invertir de vez en cuando:

  • Ropa y complementos: Compro ropa de calidad, no de marca. Aunque yo de hecho, no compro ropa. Reemplazo la que tengo. Es decir, cuando una de las 4 camisetas que tengo se desgasta por el uso, compro otra. Y si la tienda tiene un 2×1 por una pequeña cantidad adicional, sigo comprando una. Si es un 2×1 al mismo precio, lo compro pero reemplazo la segunda camiseta que esté más usada.Es simple. Prefiero tener un pantalón, un jersey y dos pares de zapatillas (unas son para el agua / playa). Lo importante es usar ropa limpia, no las combinaciones.Por ironizar un poco, lo único malo de tener siempre la misma ropa es que en las fotos de Facebook salgo casi siempre igual. Pero vamos, que eso también le pasa al dueño… y es mucho más rico que yo 🙂
  • Tecnología: Mis cámaras, mi ordenador y mi móvil son mis herramientas de trabajo. Por eso representan la mayor parte de mi inversión económica. Eso no quiere decir tengo ni la mejor cámara, ni el mejor ordenador y mucho menos el mejor móvil. Tengo los que cumplen con los requisitos que necesito.Nunca he tenido un “móvil gratis” sacado con puntos, de esos que te “regalan” al hacerte contrato, porque al final lo terminas pagando. Y seguramente con un plan de llamadas y datos superior al que necesitas. Hay gente muy muy inteligente haciendo marketing con el objetivo de hacernos creer que tenemos que tener el último modelo de todo. Es algo que la globalización está llevando a todos los rincones del planeta… pero si lo que usas es WhatsApp, Facebook, el email y tomar alguna que otra foto, ¿de verdad necesitas un teléfono caro? ¿O un ordenador tan potente?

No suelo comprar nada a la ligera. Prefiero sopesar lo que realmente necesito y buscar al menos 2 o 3 alternativas.

 

Colecciona Momentos. No cosas.

Esta frase es un tópico, pero una gran verdad.

Podemos coleccionar de todo: películas, series, videojuegos, figuras, artesanías o imanes. Al menos yo antes lo hacía, pero si hay una verdad que afecta a todas las personas es la siguiente:

Cuando tu vida acabe, no podrás llevarte nada de lo que posees

Por eso ahora prefiero invertir en momentos y nuevas experiencias, que en cosas materiales que carecerán de valor, económico y sentimental, en un futuro. Sobre todo si son cosas tecnológicas. En términos prácticos, prefiero ir al concierto de ese grupo que me gusta antes que comprar su disco, pero tampoco compraré su merchandising.

Al vivir viajando es casi imposible acumular cosas materiales, pero hay algo que sí que colecciono: las etiquetas de las cervezas que voy probando alrededor del mundo. Son gratis, y cuando las veo me transportan a ese lugar donde las tomé.

 

Haz buen uso de tu tiempo

Desde hace años no veo la tele. Ni recuerdo dónde fue en el último lugar en el que tuve una. Entre muchas otras cosas, Internet nos ha dado la posibilidad de ser muchos más selectivos en los contenidos que consumimos; pero al ser estos tan accesibles, también existe el riesgo de que se nos vaya de las manos.

A mí me pasó. Al principio, veía series y películas de todo tipo (incluso tenía una enorme colección en casa) y pasaba incontables horas jugando a video juegos (es algo que inicié en mi época de informático). Pero ya no sigo ni comedias para matar el tiempo ni series interminables, de esas en las que el asesinato se resuelve justo antes de que aparezcan los créditos. Ahora elijo muy bien el contenido que consumo. Casi todo son series con trasfondo histórico / político de las que creo que puedo aprender. Por poner algunos ejemplos nombraría Vikings, House of Cards o Juego de Tronos; y otras relacionadas con temas que me fascinan como Silicon Valley (muy recomendable si te gusta la tecnología y las nuevas empresas). Si tienes alguna sugerencia… ¡déjamela en los comentarios!

Al reducir el tiempo que empleo en entretenimiento, y trabajar relativamente poco, dispongo de mucho tiempo libre que puedo usar para estudiar y desarrollar habilidades que amplíen mis posibilidades de generar ingresos online. En mi caso es el Marketing Digital, pero en el tuyo puede ser lo que sea. Si tuvieras tiempo para dedicar 10 o 15 horas semanales a algo que te gusta, ¿crees que te podrías volver suficientemente bueno en ello como para generar ingresos? Por cierto, si como a mí, lo que te interesa es el marketing, te recomiendo que hagas estos cursos gratuitos de Google, y si quieres profundizar un poco más te recomiendo este artículo de Miguel Florido, un gurú del Marketing Digital que demuestra que se puede vivir de lo que te gusta, aunque para ello tengas que inventar tu propio trabajo.

 

Elige un lugar que mejore tu calidad de vida

He dejado para el final, el que quizás sea el consejo más importante, ya que afecta a todos los ámbitos de tu vida: tienes que estar en un lugar que realmente te guste. Si te gusta el mar, tienes que vivir cerca de la playa. Lo mismo aplica a las montañas, las ciudades o los pueblos pequeños. Es muy importante estar en un lugar en el que te sientas bien, ya que eso se expande al resto de aspectos de tu vida, como el tipo de gente con la que te vas a relacionar o el trabajo que vas a realizar. Y esto enriquece tu calidad de vida de forma tangible.

Como explicaba al principio, yo vengo de Málaga, un lugar privilegiado en Europa por sus condiciones climáticas y el coste de vida, pero sin embargo, he conocido muchos otros lugares con mejor calidad de vida. Qué seas de un lugar no significa que tengas que pasar toda tu vida ahí.

Cuando vives viajando, en constante movimiento, es importante parar de vez en cuando. Por eso he tenido varias “bases” en estos años. En mi caso, siendo un gran apasionado de la naturaleza y el buceo, de vez en cuando paso temporadas en lugares cálidos cerca del mar.

pulau kapas

¿Y a ti? ¿Dónde te gustaría vivir?

 

Vivir Viajando

Una vez controlados tus gastos y evitado el equipaje de más, resulta mucho más fácil vivir viajando. Especialmente, si eliges recorrer países en los que los costes de vida sean menores. Esto es algo de lo que realmente se sorprende la gente que vive en los países más desarrollados. Por poner un ejemplo, durante el viaje de un año que hice a Asia mi presupuesto eran 20 euros al día (incluyendo 3 comidas, alojamiento y transporte), y durante el tiempo que viví en Playa del Carmen (México), mi coste de vida incluyendo alquiler y demás gastos era de unos 600€ al mes. Además, disponer de tiempo hace que sea todo mucho más económico, ya que por ejemplo, casi nunca viajo en temporada alta.

Con los números en la mano, vivir viajando puede ser más económico que lo que pagas sólo de alquiler y gastos fijos, según donde vivas. Y comer, obviamente tienes comer estés donde estés, pero hay muchos lugares en los que se puede comer mejor y más barato, sin sacrificar calidad.

El único “problema” es que para esto si tienes “sacrificar” ciertas comodidades, como la estabilidad, la seguridad o la cercanía con la familia. Además, en algunos casos, al hacer algo tan diferente a lo establecido, es posible que también tengas que pasar por el “filtro” social tras el cual seguramente te cataloguen de forma negativa.

En realidad, las personas que vivimos fuera de lo establecido somos raros, y no digo diferentes, digo raros (como canta Fito en “Por la boca vive el pez”). Pero tras decidir vivir viajando, una de las grandes sorpresas que me he llevado es el haber encontrado a tantísima gente que hace esto mismo: vivir de una forma “alternativa” haciendo lo que realmente les gusta.

En estos años he conocido músicos, escritores, pintores, artistas callejeros, psicólogos, profesores de todo tipo, instructores de actividades de aventura, etc. Gente que en muchos casos viaja ayudando a los demás, intentando contribuir a que el mundo sea un lugar mejor. Gente con la que en algunos casos he compartido días o solo unas horas, pero que te nutren con su energía y te enseñan a ver el mundo desde otra perspectiva. Gente de la que no te puedes cansar de aprender.

Del mismo modo en el que vivir en un lugar que te gusta tiene muchos efectos positivos, ocurre lo mismo al conocer gente con tu misma mentalidad. Resulta curioso cómo es posible en poco tiempo desarrollar una afinidad tan grande, en algunos casos mucho mayor que con personas con las que he compartido años de estudio o trabajo.

Y es que, al contrario de lo que te suelen decir, el mundo está lleno de gente maravillosa:

Ahora puedo decir que tengo grandes amigos en varios rincones del mundo

Para vivir viajando, y prácticamente para conseguir lo que te propongas, lo único que tienes que hacer es afrontar tus miedos y luchar por lo que realmente quieres. Al mirar atrás me hace gracia, pero de adolescente era muy introvertido. Luego, cuando empecé a viajar solo y vivir en otros países por mi cuenta, me daba mucho miedo que me pasará algo, pero nunca me paso nada que no pudiera solucionar. Actualmente me dan ataques de ansiedad cuando tengo que montarme en un avión, pero poco a poco lo voy controlando. Ya sé. Increíble pero cierto.

 

Ganarte la vida de forma online

Esto es algo que suelo decir a mis clientes:

Pensamos que estamos en una época de cambios, pero estamos en un cambio de época.

Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, y el mundo online ha abierto un sinfín de posibilidades aun por explotar. En los últimos años he conocido a mucha gente ganándose la vida trabajando desde cualquier lugar: ya fueran gerentes de comercios electrónicos, asistentes virtuales, informáticos o desarrolladores, psicólogos o profesores de idiomas (por nombrar algunos ejemplos). Solo hay pensar en algo que realmente te guste y ver cómo puedes hacerlo de forma online, condición imprescindible para poder vivir viajando.

En mi caso, un día me di cuenta que gracias a este blog había adquirido muchas habilidades relacionadas con el desarrollo de contenido (fotografías y textos), páginas web y redes sociales; así que hace aproximadamente un año comencé a ofrecer mis servicios a pequeños negocios mientras viajaba.

Esta estrategia me funciona de dos formas: por un lado me permite trabajar desde cualquier lugar, y por el otro, conseguir nuevos clientes mientras estoy viajando. Además, como mi objetivo es trabajar un día por semana, prefiero tener pocos clientes, pero que sean de calidad. Sobre todo, elijo a los clientes en los que pueda tener efecto positivo en poco tiempo; y preferiblemente, con aquellos que intenten tener un impacto positivo en la sociedad.

Como habrás podido apreciar leyendo este artículo, a lo largo de mi vida (y mis viajes), mis prioridades han cambiado drásticamente. Ya no quiero trabajar en una gran empresa para tratar de ganar lo máximo posible, ahora prefiero ayudar a pequeños negocios a desarrollarse mientras disfruto de mi vida y sigo viajando.

Esto es algo que me está funcionando muy bien, pero también algo muy personal. No obstante, estoy seguro de que puedes encontrar alguna forma de hacerlo. Si tienes alguna duda sobre cómo conseguirlo, si quieres puedes ponerte en contacto conmigo.

Como diría Daniel Zaragoza, un escritor y gran viajero que conocí hace poco:

La vida es para los valientes

javier godinez y daniel zaragoza

Daniel pasó de ser fontanero a escritor de viajes

Conclusión

Un día supe que buscar era lo que me mantenía despierto. Y buscando y buscando entendí que:

Todas las personas del mundo, independientemente de nuestra raza, religión u origen, tenemos algo en común: Todos contamos con el mismo tiempo. Y no importa lo rico o pobre que seas, nunca sabes cuándo se te va a acabar.

No es un camino sencillo, pero cuando acepté esta realidad, sentí la responsabilidad de hacer algo con el tiempo del que dispongo. En mi caso lo que me mueve es vivir viajando, en el tuyo puede ser otra cosa, pero en cualquier caso te recomiendo que veas esta reflexión:

Si has leído este artículo entero, significa que al menos tienes curiosidad por tener un estilo de vida diferente. Te animo a que lo explores, y a que me escribas si crees que puedo ayudarte en algo.

Me gustaría cerrar este artículo con un fragmento de la letra de “Del Tiempo Perdido”, del último álbum de Robe:

“Para estar contigo las horas,
para estar contigo despierto,
para hacerle al mundo mejoras
y para volar necesito tiempo,
únicamente tiempo.
Para ver crecer amapolas,
para estar contigo en las nubes,
para celebrar el momento y
para ser mejor necesito tiempo,
únicamente tiempo.
[…]
Si me caigo y no me levanto.
Si lo olvido recuérdame
que yo soy un poeta
y mi vida una letra
que escribo en hojas en blanco.”