Las semanas previas a este viaje estuve bastante con muchas cosas, por lo que no tuve ocasión de estudiar lo que este país tenía que ofrecer… tan sólo tenía comprado el billete de ida y vuelta desde Montevideo, pero la idea era aprovechar la ocasión para visitar Buenos Aires en Argentina, y pasar una semana en Florianópolis, al sur de Brasil. Esta era la idea basándome en lo poco que conocía de Uruguay hasta el momento… pero pronto me di cuenta de que estaba equivocado, y los 23 días que he pasado allí (del 24 de Diciembre al 16 de Enero) se me terminaron haciendo cortos…
La verdad es que Uruguay no era uno de los países que tenía en la lista de “obligatorios para visitar” antes de dejar América, pero Gonzalo, un buen amigo uruguayo que conocí cuando vivía en Mallorca, me invitó a pasar las fiestas en su país, junto con su familia. ¿Navidad en Verano? Pensé que podría ser bastante interesante… por lo que no dude en decir que sí.
Del invierno… al verano… recién llegado!
Pasé la primera semana – incluyendo una curiosa cena de Nochebuena – en Rio Branco, un pequeño pueblo situado en la frontera con Brasil. Aquí pude volver a disfrutar de la vida de pueblo que tan olvidada tenía… descansar durante la mañana, disfrutar de excelente comida casera, hacer una pequeña siesta mientras baja la temperatura, salir por la tardes a tomar algo al otro lado de la frontera… tranquilas noches de verano que se “complican” hasta el amanecer… y vuelta a empezar.
El primer amanecer de este verano
En tan sólo unos días me acomodé a la sencilla vida de pueblo, donde la gente se conoce, se saluda a todo el mundo, y no se necesitan tantas cosas para ser feliz. Como apunté en facebook… “5 días son suficientes para entender que más simple no es peor… sino todo lo contrario…”; pero a pesar de ello no pude desconectar del trabajo, y aún estando a miles de kilómetros pase los tres primeros días laborales contestando correos y muy pendiente de lo que estaba pasando en “mi mundo”. (Si pudiera volver al pasado me daría un par de tortas por haber «desperdiciado» esos días).
Tras dejar la frontera pasamos una noche en Santa Teresa, la zona de camping más grande del país. Curiosamente fue la última vez que acampé en 2010… y la primera vez en mi vida! Aquí también tuve el primer contacto con las playas de Uruguay y las primeras dudas sobre si finalmente visitar Brasil o no… y eso que aun no era consciente de lo que quedaba por llegar.
Después fuimos a Punta del Este, el mayor y más conocido punto turístico del país, dónde recibimos el año en familia, con un buen asado, fuegos artificiales a media noche y… sin uvas! (en España es tradición comer una con cada campanada). Esta zona fue la que menos me gusto de todo el viaje, ya que me pareció excesivamente cara (con diferencia el lugar más caro del país)… y además por el tipo de construcción – continuas y grandes edificaciones frente al mar –. Me resultaba excesivamente familiar. Aquí pasamos un par de noches más.
Terminados los compromisos familiares y fechas especiales, nos dirigimos al litoral del departamento de Rocha, donde pasamos una semana recorriendo los principales “balnearios” (como son conocidas las zonas de playa en Uruguay): El peculiar Cabo Polonio, La barra de Valizas, Aguas dulces y Punta del Diablo.
Increíbles y extensas playas naturales, poco pobladas y muy bien cuidadas, de océano salvaje, arena clara y frías aguas. Esta perfecta combinación me ayudó a perderme del mundo y encontrarme viviendo mi primer verano de enero…
Bien podría haberme quedado ahí un par de semanas más! Lo cierto es que recuerdo haber desconectado tanto en ninguno de mis anteriores viajes.
Ya en la última semana volvimos a Rio Branco, para que Gonzalo pasara su cumpleaños con su familia y amigos. Al día siguiente, como no se habían acabado las ganas de carretera y playa, aprovechamos para pasar una noche a “Praia do Cassino” en Brasil, la que con más de 250 km sobre el Atlántico, es la playa más extensa del mundo… aunque ni de lejos se podía comparar con ninguna de las playas que visité en Rocha.
Gonzalo con su regalo de cumpleaños
El último fin de semana lo pasé en Montevideo, la capital del país. La verdad es que viniendo de España esta ciudad no impresiona demasiado, sobre todo por el aire tan europeo que tiene… pero también es cierto es que no visitamos mucho ya que apenas había cosas abiertas y el calor que hacía no invitaba a pasear. Fue como visitar Madrid en Agosto… más o menos.
En estos peculiares días de verano…
– He cenado, almorzado e incluso desayunado asado
– He pasado varias noches durmiendo donde se podía, algunas veces sin acceso a agua dulce
Habitando una casa deshabitada…
– He bebido tanta cerveza como respirado aire! En serio… por momentos me fue difícil seguir el ritmo, y eso que soy un gran aficionado al zumo de cebada
A miles de kms de casa… pero me esperaron con mi cerveza favorita
– He recorrido gran parte del país en un todopoderoso corsinha maluco del 94
– Hemos tenido algún percance como una avería en el coche, una tormenta torrencial que empapó todas nuestras cosas o hacerme un esguince en el tobillo con una mala caída… por suerte tuve una rapidísima recuperación parcial que me permitió seguir disfrutando del viaje
Qué se bloquea el freno… se desmonta, se anula… y listo!
Dejando pasar el tiempo mientras la tormenta se calmaba
Esta foto fue la culpable del esguince!!
– He vivido un clásico del fútbol uruguayo: Peñarol contra Nacional
– He podido hacer fotos desde el cielo… sobre volando la frontera en avioneta
– He disfrutado de preciosos atardeceres
– Y sobretodo he tenido la suerte de conocer a mucha gente local, quienes me han tratado muy muy bien. De hecho, esta ha sido la principal diferencia que he encontrado entre el sitio en el que vivo (Orlando, USA… donde no te saluda ni el vecino que comparte contigo el ascensor) y donde he pasado estas vacaciones, porque ha habido personas con las que he viajado días, y otras con las que apenas he intercambiado unas palabras, pero todas me han recibido con una sonrisa. A todos ellos: Gracias!
Aquí dejo algunas fotos con los “gurises”, como se llama cariñosamente a los muchachos:
Es cierto que justamente he visitado el país en la mejor fecha posible… pero aun así esta ha sido mi, más que grata, experiencia en Uruguay…
Gracias Gonzalo, Gracias Uruguay!
Espero que no os sorprenda que os vuelva a visitar algún día…
(Este texto corresponde a las Navidades de 2011)
Me alegro que te haya gustado Uruguay y sobre todo su gente,Que hayas pasado una fecha tan importante para nosotros como es fin de año,que hayas desayunado con asado .Y que te haya gustado Rocha y sus playa.Acá tienes una amiga para lo que necesites en el momento que quieras venir a mi pequeñito país pero con gente muy grande de corazon
Muchas gracias Rita,
La verdad es que me encantaron tanto Uruguay como su gente.
Ojalá pueda volver algún día pronto!
Un saludo,
Javi
¡Hola Javi!
La verdad es que los viajes improvisados son los mejores! Y ya si vas con un local, éxito asegurado!
Uruguay no es uno de esos países que están los primeros en nuestra lista tampoco, pero nos da curiosidad, creemos que tiene mucho más de lo que se cree… y con este post nos ha quedado aún más claro.
Un abrazo!
Pues sí! Uruguay, a pesar de que parece no destacar en nada, merece mucho la pena, así que siempre lo recomiendo.
Ojalá podáis ir pronto.
Un abrazo viajero,
Javi
Con tu artículo me ha quedado claro lo poco que se de Uruguay, no es un país que esté en mi lista de futuros viajes, pero como nunca se sabe tomo nota de tu experiencia. Incluso de lo no dar saltos como loco no sea que me haga un esguince.
Un saludo