Jaffna – Nagadeepa: 74kms
La carretera que va de Jaffna a Nagadeep tiene los 30kms más largos y llenos de baches que jamás he recorrido. Cuando la vimos en el mapa, ambos pensamos que sería un viaje tranquilo, yendo de isla a isla (por puentes) antes de llegar al muelles desde donde salen los barcos a las islas de Delft y Nagadeepa.
Sin embargo fue todo lo contrario, la carretera estaba en pésimas condiciones, por lo que tardamos más de una hora en hacer los 30 kms! Viajar en tuk-tuk por está carretera es como estar en una coctelera donde cada parte de tu cuerpo (músculos y organos!) se lleva una buena sacudida. Me sentí realmente aliviada cuando finalmente llegamos al muelle.
Mis compatriotas holandeses posiblemente estén pensando: «¿Delft? ¡Me suena familiar!». Estáis en lo cierto. Curiosamente hay una isla en Sri Lanka llamada Delft. La nombraron así en honor a la ciudad holandesa, ya que Sri Lanka fue una colonia holandesa por muchos años. Por supuesto, esto ocurrió antes de que llegaran los ingleses y les cediéramos el territorio, como ocurrió con la mayoría de nuestras colonias. Pero siento desilusionaros, no visitamos Delft. En su lugar -y para nuestra desgracia- visitamos Nagadeepa, siguiendo las recomendación de una viajera también holandesa.
El principal interés de Nagadeepa es que en la misma isla hay un templo budista y otro hindú. Esta zona, donde predominan los habitantes de ascendencia hindú, es quizás la zona en la que la religión causa más controversia en todo el país. Para llegar a la isla tuvimos que viajar en ferry, en el que para ser honestos, estaba feliz de sobrevivir. Aquí podéis ver por qué:

Afortunadamente había muchos devotos con ofrendas dentro del barco – así que casi podíamos sentir que los dioses estaban ahí para protegernos

Todos ellos.
Una vez llegamos a Nagadeepa, esperábamos encontrar una playa donde poder darnos un chapuzón (en el mapa parecía ser una isla llena de playas)
Pero este no fue el caso. Se trataba sólo de un lugar religioso.
Visitamos ambos templos. El hindú me gustó más porque estaba decorado con mucho detalle y bien mantenido (al contrario de lo que ocurrió con la mayoría de templos hindúes que vimos en India).
Depues de contemplar la belleza religiosa del lugar, casi habíamos olvidado cómo llegamos a esta remota isla. Al volver al muelle, nos cargamos de coraje para tomar otra vez el barco, y prepararnos para que Blue Marley nos diera el masaje «de vuelta»…
Fueron tantas las sacudidas que hasta el soporte del teléfono se partió por la mitad!
Continuará…
Trackbacks / Pingbacks