TUK TUK DIARY 12: Viendo la Roca del León desde el otro lado

Dambulla – Sigirilla: 81kms

“Es una piedra gigante caída del cielo” – Pensé al contemplar atónito la Roca del León por primera vez

La “montaña” recibe este nombre porque justo antes de acceder a la cima había esculpido en piedra un enorme León, del cual actualmente se conservan solo la parte inferior. El origen de la roca es en realidad volcánico; y su perfil y situación hacen que sea el lugar más singular en todo Sri Lanka (siempre aparece en los primeros resultados al buscar imágenes del país en google).

Esta foto NO ES MÍA… pero explica a lo que me refiero

Esa mañana no pude contener los nervios al saber que iba a visitar una de las mayores atracciones del país. No obstante, llegamos a Sigiriya con la duda de si accederíamos o no al recinto por el cual puedes subir a lo alto de la Roca del León. Principalmente por estos 3 motivos:

1. El precio de la entrada es de 3.900 rupias por persona (unos 28 euros, según el cambio de Marzo de 2015).
2. En la zona del parking había bastantes autobuses. Pero no locales, si no de esos que transportan a cientos de extranjeros que van en un viaje “predefinido”, por lo que parecía que el lugar iba a estar bastante concurrido.
3. El principal aliciente era poder disfrutar de las vistas… pero tal y como ocurre con la Torre Eiffel o el Empire State, una vez arriba no puedes verla… por lo que no tienes forma de ver la “foto” completa del lugar.

Por suerte, conocíamos de antemano una forma alternativa de disfrutar de la roca, así que pensamos en ir ahí primero y luego decidir si nos merecería la pena o no pagar la entrada.

El camino fue además precioso…

Pidurangala Temple

A tan sólo un par de kms de la Roca del León se encontraba el templo de Pidurangala. Este templo, mucho menos interesante y transitado, no aparece en muchas de las guías (al menos no aparecía en la que teníamos nosotros), pero… desde la base… si sigues un sendero puedes llegar a la cima de otra montaña desde donde… ¿adivináis qué?

Al principio la subida es leve. Solo hay que seguir el camino y subir las escaleras…

Pero los últimos 60 metros son algo más complicados

Se tienen estas impresionantes vistas de la Roca del León:

La entrada al templo solía ser gratuita, pero parece ser que se está empezando a conocer más, por lo han aprovechado para rentabilizarlo y desde Febrero de 2015 hay que pagar 500 rupias. A pesar de esto, pensamos que merece totalmente la pena.

La «excusa» para cobrar la entrada es el mantenimiento que requiere esta escultura (no hay nada más que ver en el templo)

A parte de estar super tranquilos y poder sentarnos a desayunar bajo la sombra de un arbolillo, desde esta cima pudimos ver otras atracciones en la lejanía, la cuales pensamos visitar con la ayuda de Blue Marley.

Rally de camino al resto de las atracciones

Tras dejar la montaña, empezó la parte realmente divertida: encontrar los monumentos de la zona por «carreteras» totalmente secundarias. Como ya nos pasara anteriormente, todos estos caminos aparecían en el GPS:

Con Blue Marley podíamos llegar a casi cualquier rincón!

Los niños observaban, con una mezcla de sorpresa y gracia, cómo un «turista» trataba de dar la vuelta torpemente al no poder continuar:

Viendo estas carreteras… no te cabe duda de que, siendo un destino turístico tan importante, todo está preparado para que el turismo de masas haga siempre el mismo itinerario y no salga del camino establecido. Un dato curioso es que el restaurante #1 en TripAdvisor es un buffet en mitad de la carretera que va de camino a Dambulla. Fuimos por curiosidad, y a parte de caro 750 rupias, nos pareció que tenía bastante mala pinta. Al final optamos por buscar algo más “local” (si tenéis dudas mirad la siguiente foto), donde comimos el mejor roti de coco que probamos en todo el viaje.

¿Merece la pena pagar la entrada y subir a la Roca?

Sinceramente, no estoy seguro. Se trata de una entrada muy cara (de hecho, de haberla pagado se hubiera convertido en la entrada más cara que habría pagado jamás), y las vistas que tienes desde la otra montaña son incluso mejores que desde la roca. Además, según hemos podido averiguar, las ruinas de las antiguas edificaciones (un palacio y un monasterio) se encontraban en muy mal estado. Teniendo en cuenta todo esto, y siempre desde nuestro punto de vista, el único aliciente sería ver 6 frescos pintados en una de las paredes… pero esto no nos pareció suficiente para justificar el desembolso de la entrada.

Encontramos este ticket cuando aun estábamos dudando. El precio de los locales es de 50 rupias, lo cual supone que tienes que pagar 78 veces más si eres extranjero. Que cada quién saque sus conclusiones sobre si esto es justo o no

Otra de las «atracciones»: Un paseo en elefante por la carretera (la misma por donde pasan autobuses, tuk tuk, etc…

Además, ya habíamos tenido 2 decepciones en el viaje (Anuradhapura y Nagadeepa), por lo que el pesar por quizás convertirla en la tercera decepción fue mayor que el que me llevaría por no “visitarla por dentro”. En realidad, la combinación “templo Pirundagala + resto de ruinas y sitios gratuitos” nos pareció bastante acertada (si no tienes tu propio tuk tuk, alquilar una bicicleta puede ser una alternativa económica para hacer esto).

¿Qué puedes ver si no compras la entrada? La roca desde la lejanía

Aun sabiendo que no íbamos a subir ese día, nos acercarnos para ver la zona de acceso (con la esperanza de tener alguna nueva perspectiva). Fue en vano:

Esta especie de muralla para acceder al recinto impide que puedas ver nada si no compras la entrada.

Esta zona si estaba mucho más transitada por grupos de devotos..

Y también por otros «locales»

Por tanto, decidimos alejarnos, volver a hacer un poco de rally, y disfrutar de nuevo de la roca con algo más de distancia:

Otra de las divertidas carreteras «sin salida»

La «otra» roca

La primera “carrera”

Una vez nos cansamos de hacer “rally”, nos dirigimos a Dambulla, y de camino ocurrió algo curioso. Nos paramos a hacernos una foto en frente del desvío a Sigiriya, donde tienen una réplica de las Garras del León. Aquí vimos a unos chicos japoneses que parecían haber llegado a la estación de autobús y al momento varios locales se acercaron para ofrecerles todos los servicios. Como les vi algo agobiados (esto nos pasaba a nosotros constantemente en India), me acerqué para ofrecerles nuestra ayuda.

Al principio también desconfiaron de mi. Pero les dije que me encantaba su país (he tenido la suerte de visitarlo en 2 ocasiones), y después de recitarle todas las ciudades y cosas que conocía, me sonrieron y aceptaron mi oferta de llevarlos con Blue Marley.

Estos fueron los primeros pasajeros que tuvimos… pero no serían los últimos!

Este «desvío» ocasionó que llegáramos al hostal de noche y bajo la lluvia. De camino, pasamos por tercera vez delante de la entrada del Templo Dorado, el cual ahora sí, visitaríamos a la mañana siguiente.

Continuará…