Las cuevas del Templo de Oro son la principal –y casi única– atracción de Dambulla. Uno de los pueblos más pequeños y poco interesantes que visitamos en Sri Lanka (era prácticamente una calle principal con todos los servicios para los extranjeros), pero el cual usamos como “base” para visitar Sigiriya, y estar de camino a Kandy, nuestro siguiente destino.
Tras dos noches en Dambulla, esta mañana nos tocaba al fin visitar las cuevas. Están ubicadas en la cima de una pequeña montaña, por lo que es conveniente ir a primera hora para evitar el calor y en días con poca lluvia, ya que en la subida no hay lugar para resguardarse. Tuvimos suerte.
Esta era la última visita cultural que teníamos prevista, así que esta vez sí pagamos las 1.500 rupias de la entrada y nos dispusimos a subir.
Un pequeño consejo: hay que comprar las entradas en la taquilla de abajo, antes de empezar a subir, ya que arriba no se pueden comprar)
Una vez dentro del complejo, se pueden visitar 5 cuevas. Hay algunas pequeñas, otras más grandes, pero la verdad es que me impresionaron todas. Hasta el momento no había visitado ningunas cuevas parecidas (Elefanta Cave en Mumbai era la que más se acercaba, pero son muy diferentes), por lo que me tiré un buen rato contemplando los cientos de figuras de Buda, el detalle de las pinturas en las paredes y tomando fotos…
Supongo que sabes si un lugar sagrado es especialmente bonito cuando ves a los monjes haciendo fotos del mismo.
Podría haberme quedado fácilmente un par de horas, pero de repente las cuevas se llevaron de varios grupos de estudiantes y el ambiente de calma y tranquilidad desapareció por completo.
Cuando bajamos decidimos visitar los alrededores de la gran estatua y el museo budista –la entrada está incluida con el ticket de las cuevas. Este museo en sí no es que merezca mucho la pena, pero al final del recorrido había unas láminas doradas que mostraban varios capítulos de la vida de Buda y estas si nos gustaron bastante.
Incluso había una lámina con las pinturas de la Roca del León:
Dambulla y sus cuevas eran un “check” en la ruta de Sri Lanka, pero en este caso me alegré mucho de haberlo marcado.
Ahora sí… estábamos listos para continuar hacia Kandy.
Continuará…
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