Anuradhapura – Mihintale: 35kms
Anuradhapura nos había dejado un mal sabor de boca y Mihintale, el lugar que queríamos visitar ese día, estaba ligeramente de camino al norte, nuestro próximos destino; por lo que aunque en principio habíamos pensado ir y venir en el día, decidimos irnos nada más terminar el desayuno.
Mihintale estaba a tan sólo 12 kms, por lo que llegamos enseguida. Paramos en la plaza del pueblo para empezar a buscar alojamiento cuando un señor se acerco curioso a nosotros y nos preguntó de dónde eramos. Nos comentó que tenía buenos amigos en Barcelona y País Vasco, y tras una breve pero agradable conversación, nos dio un par de sugerencias para el alojamiento. Acertamos – o más bien el hombre acertó – a la primera.
Eran apenas las 11 cuando ya teníamos todo «solucionado», por lo que tomamos el resto de la mañana para trabajar en el blog, ya que el Templo Budista de Mihintale (la principal y única atracción del lugar) se visitaba mejor por la tarde.
Para acceder al templo había que subir a una montaña que tenía más de 1.800 escalones. Antes de iniciar el ascenso, paramos a almorzar algo en un sitio bastante local… Por lo que terminamos comiendo arroz con picante, con diferentes formatos, colores y sabores; pero todo muy picante.
Con la barriga llena comenzamos a subir los primeros scalones. Nada más subir la primera tanda fuimos identificados, esta vez si, por el señor que se encarga de cobrar a los extranjeros. Tras abonar las 500 rupias de la entrada y esquivar a varios de los guías que nos ofrecían sus servicios tras asustarnos con que nos podríamos perder en la montaña, éramos libres para poder explorar los senderos que llevaban a las distintas ruinas.
Mihintale es un lugar muy especial para los budistas. Según la leyenda, fue aquí donde se inició el culto al budismo en el año 247 AC, el monje Mahinda llegó a Sri Lanka y se encontró con el rey Devanampiyatissa y su pueblo, y les transmitió su doctrina.
Nuestra idea era visitar la zona principal al final, ya que desde esa altura y con el día que hacía, seguramente tendríamos un bonito atardecer.
Fue el segundo acierto del día. En una de las ruinas menos interesantes más pequeñas que había, encontramos un sendero que llevaba a...
Et Vehera, la cima más alta de la más alta montaña
Esta foto quizás no diga mucho…
Pero estas son las vistas que tenía desde ahí:
El camino además fue muy bonito a la vez que tranquilo, ya que no nos cruzamos con más gente.
Al acercamos a la estupa empezamos a notar más afluencia de gente, por lo que primero visitamos esta gran Buda en el que no había nadie.
Y dejamos para el final la parte más dura:
La subida a la Aradhana Gala
La cima de esta colina es la parte más concurrida del complejo. Cada día cientos de peregrinos suben a lo alto para realizar sus ofrendas. El camino es corto, apenas 200 metros. Pero por la gran afluencia de gente y por el difícil camino, apenas hay una barandilla para ayudarte a subir, puedes tardar un buen rato.
Por si la foto no es suficiente… Os pongo este vídeo para que veáis de que estamos hablando:
Avanzar lo que se dice avanzar… no se podía. Al menos me pude entretener viendo a las mujeres cantar, interactuar con los niños y «disfrutar» de las vistas.
Una vez arriba las vistas son bonitas, pero en mi opinión las de la otra cima eran mucho mejores, y sobre todo más tranquilas, por lo que pienso que esto es algo que puedes pasar por alto si no eres budista.
Tras esto pusimos ver el interior de un templo que normalmente está cerrado y después regresamos a la estupa para esperar al atardecer.
Una vez el sol dio paso a la noche no teníamos nada más que hacer en la montaña, así que volvimos al pueblo con la intención de cenar algo.
Solo íbamos a estar una noche ahí, y el pueblo era bastante pequeño, así que no merecía la pena buscar otro lugar para cenar, por lo que volvimos al mismo donde almorzamos. El local parecía aún más llamativo en la noche.
Esta vez pedimos arroz frito. Por no ser picante… pero sobre todo por el arte que tenía el cocinero preparándolo.
Tras la cena nos fuimos a dormir pronto y nos despedimos de Mihintale…
Al día siguiente nos esperaba el largo camino a Jaffna.
Continuará…
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