Casi todos tenemos nuestro Everest particular. Un objetivo. Una meta. Una misión. Depende del ámbito en el que te muevas, éste sera de una naturaleza u otra, pero cuando hablamos de gente a la que le gusta viajar, su Everest particular podría ser el agarrar una mochila con las cosas mínimas necesarias e iniciar un viaje indefinido, cuyo pico mas alto pueda ser volver al punto de partida avanzando siempre hacia la misma dirección: Intentar dar la vuelta al mundo. O al menos, este es mi Everest particular. La montaña que algún día deberé escalar.

«Todo es ahora… Detrás no queda nada».
MANOLO GARCÍA

Ha sido algo que ha estado rondando en mi cabeza durante hace ya bastante tiempo, pero obviamente, no es algo tan sencillo o fácilmente realizable. Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de lanzarte a realizar una aventura de este calado. Por nombrar algunos ejemplos: trabajo, casa, familia, dinero o compañía. En definitiva son condicionantes casi obligatoriamente asumidos que forman parte de tu día a día, por lo que es fácil desilusionarte o decirte que lo podrás hacer en un futuro… Aun sabiendo que seguramente no será así.

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Este es mi Everest simbólico en casa: unas cortinas con una ilustración del Monte Fuji (Japón) que tengo que cruzar cada día. He mantenido mi sueño presente durante mucho tiempo.

Pero hay veces en las que los planetas se alinean, casi de forma inesperada, y hacen que esos condicionantes desaparezcan o al menos, dejen de importar temporalmente. Cuando eso sucede, como por arte de magia, se presenta la oportunidad de realizar el viaje de tus sueños. Y en las puertas de ese instante estoy.

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El 10 de diciembre de 2014 comenzamos un viaje sin ruta o destino preestablecido. Lo que si llevamos es una maleta cargada de ilusión, de ganas de adentrarnos en distintas civilizaciones y culturas, con el objetivo de aprender todo lo que podamos; y quien sabe, quizás también conocernos a nosotros mismos un poco mejor.

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Aquí empezamos a soñar despiertos…

El primer país que visitamos fue la India, con una ruta mas o menos definida por exigencias del guión (la alta temporada que hay en Navidad y Fin de Año), pero a partir de ahí sólo tenemos una pequeña idea y un montón de posibilidades en destinos desconocidos.

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Aunque los famosos condicionantes hayan dejado de importar de forma temporal, siguen estando presentes, por lo que depende de como se desarrollen los próximos meses, la duración del viaje se vera afectada de una forma u otra. Por ello, hemos trazado 4 posibles rutas dependiendo del tiempo que dispongamos. En cualquier caso, dicen que soñar es gratis, ¿no?

  • 6 meses en Asia: Visitaríamos India, Sri Lanka, Myanmar, Camboya, Vietnam, Laos, Malasia y Singapore.

 

  • 8 – 10 meses: Incluiríamos además de lo anterior: Indonesia, Taiwan, Hong Kong, China, Mongolia y Rusia, al volver a Europa con el tren transiberiano.

 

  • 12 meses: Primera tentativa de vuelta al mundo: Desde China continuaríamos a Korea del Sur, Japón, Hawaii, México, Cuba y vuelta a Europa.

 

  • 18 meses o más: Desde México cruzaríamos centro América para descender al punto habitado más al sur del planeta.

 

Una fecha de inicio. El 10 de Diciembre de 2014. Ya veremos cuando regresamos… Mientras tanto, intentaremos escalar nuestro Everest y cumpliremos nuestro sueño de Vivir para Viajar.

Nota: Esta es la ruta real que finalmente hemos seguido.