Escribo estas líneas en un momento histórico.
Un momento en el que prácticamente todo el mundo se encuentra parado (y los pocos rezagados los estarán en breve). Un momento incierto, el primero de estas características al que se enfrenta la humanidad, y es que no hay ser humano vivo que haya pasado por una situación similar.
Y no sólo eso, la mayoría de personas no sabemos lo que es una guerra, y ni siquiera hemos temido nunca sobre nuestra seguridad personal. Lo cual ocasiona que lo vivamos de una forma más intensa y mediática. Ya que hay conflictos mucho más graves que atraen la mínima atención, como las guerras de áfrica o el mismo coronavirus cuando solo “residía” en China.
No sé si sea porque realizo la mayoría de mis reflexiones desde una perspectiva viajera. Pero esta situación me recuerda a un gran viaje. Un viaje compartido. Un viaje que no sabemos cómo ni cuándo terminará.
Según un dicho popular, los viajes se viven 3 veces: al soñarlo, al vivirlo y al recordarlo.
A continuación comparto una reflexión sobre cómo creo que estamos viviendo este viaje.
Al soñarlo:
Casi nadie ha soñado con este viaje tan diferente. Hemos estado tan ocupados con el día a día, con la política, con el deporte… que no hemos prestado atención al problema porque nos parecía un cuento chino. Solo los más conectados vieron que un problema de estas características podría ocurrir (Bill Gates ya lo anunció en este video de 2015), pero no fueron suficientes como para trasladar un mensaje que llegara a la gente y que nos alertara sobre el problema al que nos enfrentábamos.
Y sin darnos cuenta, todos estamos subidos en el avión
Al vivirlo:
El inicio del viaje nos ha pillado con una gran sorpresa. Con nervios. Con incertidumbre. Con una extraña sensación de parecer uno de estos viajes que te cambian la vida, capaz de paralizar todo y concentrar egoístamente toda tu atención. Hasta llegar a congelarte de una forma u otra, haciendo que vivas por primera vez una cuarentena, y en mi caso concreto, al darme cuenta de que volver a casa no es una opción.
Pero este parón colateral se presenta también como una oportunidad de realizar una profunda reflexión, externa e interna. Una oportunidad que no deberíamos dejar pasar, sino aprovechar para enfrentarnos a todas esas preguntas y situaciones que ya han surgido, y que seguirán irrumpiendo en los próximos días.
A estas alturas, no hace falta recordar que se trata de un intenso y único viaje
Al recordarlo:
Obviamente todavía no podemos saber cómo recordaremos este momento. Pero desde luego, ya es tiempo de pensar en cómo queremos recordarlo. Esta situación depende un poco de todos, al margen de si decidamos o no cumplir las reglas de emergencia impuestas por todos los gobiernos.
Al fin y al cambio, el recuerdo de este viaje dependerá de lo que seamos capaz de aprender, individual y colectivamente. De si decidimos volver a la «normalidad», sabiendo que aunque sea lo que mucha gente desea, es esa «normalidad» la que nos ha llevado a esta caótica situación.
Muchas cosas están cambiando en estos días. Seguramente pensarías que alguna de ellas era verdaderamente importante. Sin embargo, este momento está mostrando lo que realmente es necesario: Una familia cercana, un hospital con recursos, alimentos básicos, agua corriente… y un Gobierno que trate de hacer todo lo posible por garantizar eso y mejorar la situación siempre pensando primero en la gente.
Un momento que sin duda quedará reflejado en los libros de historia de todos los países. Un momento de recuerdo global, como ya fuera el 11S, pero que presenta una oportunidad que todos debemos aprovechar.
La oportunidad de reflexionar. Creo que tenemos que hacer una reflexión profunda sobre todo lo que está pasando. Sobre nuestras vidas. Sobre quienes nos gobiernan y nuestro sistema democrático. Sobre el cambio climático. Sobre las guerras. Sobre las fronteras. Sobre las prioridades de los sistemas económicos, en especial, sobre el capitalismo. Sobre nuestros trabajos. Sobre la solidaridad. Sobre todo lo que tenemos que cambiar para que esto no nos vuelva a suceder.
“En los momentos de crisis las personas inteligentes buscan soluciones, los incompetentes buscan culpables”.
Hay que buscar soluciones. Y tenemos dos grandes posibilidades.
Por una parte, que elijamos el miedo. Levantemos fronteras. Nos dividamos aún más como humanidad.
En el lado contrario, que elijamos la solidaridad. Construyamos puentes. Comencemos a pensar como especie humana global más que en naciones divididas que no tienen mayor relación que la económica.
Pero esto depende de todos. De lo que pensemos y de lo que hagamos. De la capacidad que tengamos de organizarnos para orquestar los cambios que parecen ser tan necesarios.
Personalmente, elijo la solidaridad. Y haré todo lo posible porque se aprendan las lecciones que inicien un camino más conjunto, más humano y más consciente. Porque esta es, posiblemente, solo la primera de las crisis que nos tocarán afrontar en los próximos años.
Y unidos somos más fuertes. O al menos, esto es lo que quiero recordar una vez termine este viaje compartido.
https://www.instagram.com/p/B-TmwdlFHtA/
¿Y a ti? ¿Cómo te gustaría recordar este viaje?
Si necesitas inspiración para iniciar tu reflexión, te recomiendo que veas este video:
Esta es la segunda reflexión que realizo sobre el Coronavirus. Si tienes alguna pregunta o hay algún tema sobre el cual te gustaría hacer una reflexión conjunta, déjamelo en los comentarios 🙂
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